Se cumplió una tradición más: La Fiesta de la Castañada. En esta ocasión se aprovechó la visita trimestral que La Asociación suele hacer a un municipio de Tenerife, en este caso, San Cristóbal de La Laguna , para culminar en El Sauzal con una comida de tinte canario.
El primer punto de encuentro fue la Plaza del Adelantado donde se organizó la visita guiada por la ciudad a cargo de un guía oficial del Ayuntamiento y otro “amateur”, pero no menos preparado, como fue nuestro amigo Marcos.
Durante una hora estuvimos recorriendo alguna de las casas de mayor abolengo de la ciudad, rememorando su historia y reviviendo las vicisitudes de sus primeros moradores. Hubo quien aseguró haber visto a una dama que se esfumaba a medida que el grupo avanzaba por las distintas estancias de La Casa Lercaro …
Terminada la visita a esta ciudad, Patrimonio de la Humanidad , nos trasladamos al Calvario del Sauzal que no fue precisamente un calvario sino todo lo contrario: un momento de gloria y de la alegría que da el encontrarse esporádicamente con los amigos que, de no ser por estas iniciativas, no tiene lugar. El almuerzo fue todo un éxito, copa de bienvenida incluida. El menú, lo dicho, canario en su esencia: higos secos de El Hierro, castañas, mojos, "pescao salao", carne cochino a la brasa y vino del país, quesillo, bizcochón matancero y su café y todo ello sazonado con las más variopintas conversaciones que hacían más llevadero
ese “duro trance del comer y beber”. De aliviar los efectos de los posibles excesos se encargó la parranda de la Asociación , precedida por las siempre esperadas cuartetas de Moisés .
La parranda, tímida en su comienzo, logró encender los ánimos de los presentes que por momentos se trasladaron a las verbenas de sus pueblos y se movían con una agilidad digna de la envidia del que esto escribe .
Y la fiesta terminó. Posiblemente de aquel recinto salieron más kilos de los que entraron, pero lo que sí es seguro es que salieron muchos menos años .
¡Hasta otra!